Hibernacion


no todas las tortugas hibernan. Si tienes una de las que sí lo hacen es importante controlarla antes, pues una tortuga enferma, débil, convalesciente o demasiado joven no debe ser preparada para la hibernación pues lo más seguro es que no logre sobrevivir.
Lo mejor es que la lleves a ver a un veterinario especialista o a alguien que sepa mucho sobre tortugas. Si tiene cualquier descarga por los ojos, boca, nariz o cloaca deberás darle un antibiótico y evitar que hiberne manteniéndola dentro de la casa o en un terrario con clima de verano. Lo mismo si tiene alguna rotura en su caparazón o cualquier herida. Si sus ojos se ven hundidos, es un signo de deshidratación, al igual que si sus patas o cola se ven “secas” en vez de rellenas. Tampoco debe hibernar si tiene algún huevo retenido.
Si está por debajo de su peso normal o no ha comido bien en el último tiempo tendrás que sobrealimentarla hasta que llegue a su peso y recién ahí dejarla dormir aunque sea unas pocas semanas bajo tu supervisión. Si no tiene suficientes reservas de grasa no podrá mantenerse hasta la primavera.
Es muy importante alimentar bien a una tortuga durante el verano para asegurar que tenga buenas reservas de grasa y de vitamina A, pues durante la hibernación se consume en gran cantidad. A lasomnívoras se le deben dar alimentos ricos en carbohidratos y vitamina A, como zanahorias, zapallo, alfalfa, manzanas y duraznos. A las herbívoras dales lo mismo menos las frutas y además heno de pasto timothy y otras hierbas secas. La fibra es importante para que la tortuga pueda vaciar sus intestinos antes de entrar en letargo. Si no defeca sola, colócala en un recipiente con agua a 30ºC hasta que lo haga.
Entre dos y tres semanas antes de hibernar las tortugas naturalmente dejan de comer. Es mejor que monitorees este tiempo para evitar problemas. Cualquier alimento que permanezca en el tracto superior puede echarse a perder y enfermar a la tortuga, pues su sistema inmunológico no la protege durante el letargo, mientras que las fibras y especialmente la fruta que permanezca en los intestinos puede fermentar y generar una burbuja de gas que puede comprimir sus pulmones y ahogarla mientras duerme.
Las tortugas acuáticas pueden hibernar al aire libre siempre que el agua del estanque no se congele. Ellas buscan refugio en el fondo del estanque y bajan su metabolismo para usar menos oxígeno, mientras tanto lo absorben a través de la membrana mucosa de su garganta y cloaca. La profundidad del estanque no debe ser inferior a 45 cm, para asegurar que el fondo se mantenga a una temperatura estable y proteja a la tortuga del frío del invierno. Si no tiene esta profundidad es mejor que la lleves adentro de la casa y que no hiberne o que lo haga en el acuario.
Si quieres que tu tortuga hiberne dentro de la casa, puedes colocarla en una caja de madera o cartón con papel de diario y dejarla en un sitio oscuro y tranquilo, pero coloca un termómetro para controlar que la temperatura no suba de 10 ºC. Por encima de este valor el animal despierta, aunque en un estado letárgico, y su metabolismo se acelera. Así empieza a consumir las reservas grasas y, si la temperatura vuelve a bajar, se dormirá de nuevo, pero ya sin las reservas necesarias para subsistir. Si las temperaturas por encima de 10ºC se prolongan demasiado, es mejor que la despiertes llevándola gradualmente a temperaturas más altas dentro de la casa.
Si la tortuga está hibernando bien, contrólala con el termómetro y fíjate si encuentras orina en la caja o si está activa dentro de su “cueva”. Si esto ocurre, hidrátala y muda la caja a un sitio más frío, pero sigue controlando que duerma bien.
Otra buena forma de cuidar a tu tortuga mientras hiberna es pesarla antes de que se aletargue y luego volver a pesarla periódicamente. Lo ideal es que no pierda más de un 1% de su peso por mes de hibernación. Anota todos los datos que obtengas, pues puede servirte para el año siguiente.
Las tortugas que hibernan dentro de la casa suelen deshidratarse debido a las condiciones no naturales en que se encuentran. Te darás cuenta si su piel se ve más seca que de costumbre o si pierde demasiado peso corporal. La forma de hidratarlas es sumergirlas en agua a temperatura ambiente hasta abajo del caparazón durante dos horas, luego secarlas bien (sin usar calor!) y devolverlas a su “cueva”. Haz esto todas las veces que sea necesario, sobre todo en las más jóvenes (cada 3 semanas).
Si tu tortuga hiberna afuera, déjale un cuenco con agua para beber por si la necesita, pero asegúrate de que no duerma en un sitio que pueda inundarse con la lluvia o que pueda humedecerse y enfriarse demasiado. Controla el sitio frecuentemente durante el invierno, y si ves que se despierta o intenta salir, llévala adentro para un buen chequeo.
Como ves, debes prepararte bien para pasar una hibernación sin riesgos para tu tortuga. Si tienes dudas o crees que no podrás cuidarla, lo más seguro es que la traigas dentro de la casa, prepares su terrario o acuario y disfruten juntos del invierno bien despiertos. Las tortugas no necesitan hibernar para vivir bien, solo si quieres que se reproduzcan se hace imprescindible el descanso invernal